miércoles, 19 de noviembre de 2014
Salmo 27
Cuando se
juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron.
Aunque un
ejército acampe contra mí, no temerá mi
corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado.
Una cosa
he demandado a Jehová, ésta buscaré; que esté yo en
la casa de Jehová todos los días de mi vida, para
contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.
Porque él
me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; me ocultará en lo reservado de su morada; sobre
una roca me pondrá en alto.
Luego
levantará mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean, y yo sacrificaré en su tabernáculo sacrificios de júbilo; cantaré y entonaré alabanzas a Jehová.
Oye, oh
Jehová, mi voz con que a ti clamo; ten
misericordia de mí, y respóndeme.
Mi
corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro.
Tu rostro
buscaré, oh Jehová; no escondas tu
rostro de mí.
No
apartes con ira a tu siervo; mi ayuda has
sido.
No me
dejes ni me desampares, Dios de mi salvación.
Aunque mi
padre y mi madre me dejaran, con todo,
Jehová me recogerá.
Enséñame,
oh Jehová, tu camino, y guíame por
senda de rectitud, a causa de mis enemigos.
No me
entregues a la voluntad de mis enemigos; porque
se han levantado contra mí testigos falsos, y los que respiran crueldad.
Hubiera
yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes.
Aguarda a
Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu corazón.
Sí,
espera a Jehová.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario